Para proteger su identidad, los cristianos iraquíes tuvieron que mirar a sus raíces y mantener el arameo como su lengua. Pero no se aislaron, sino que también hablaban árabe y dialogaban con el mundo musulmán.
El Cardenal Filoni, nuncio apostólico para Irak entre 2001 y 2005, ha recogido en un libro la historia de las comunidades cristianas en el país. Cree que les ayudará en el futuro para no caer en los mismos errores.